Simbiosis.
Revista de Educación y Psicología,
Volumen 3, No. 6, julio-diciembre 2023, ISSN-e: 2992-6904, Páginas 88-94
Las Psicocaminatas
The Psychowalks
Os Psicoandas
Horacio Roque Maldonado
jmaldonadoho@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-0445-7932
Universidad
Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
I Artículo
recibido el 20 de marzo 2023 I Arbitrado el 10 de abril 2023 I Aceptado el 15
mayo 2023 I Publicado 01 de julio 2023
https://doi.org/10.59993/simbiosis.v3i6.33
RESUMEN
El presente trabajo narra una experiencia
psicoterapéutica inusual. El nombre que le hemos asignado es el de: psicocaminatas. Se trata de una práctica psicológica que se
concreta en espacios públicos y abiertos, a diferencia de las que, por lo
regular y de manera tradicional, se efectúan en espacios cerrados o
consultorios. En contacto intenso con la naturaleza, paciente y terapeuta
formalizan las sesiones. Otro elemento distintivo de esta modalidad, es que
ambos participes de la actividad la realizan en movimiento; caminando durante
aproximadamente 45/50 minutos por el trazado estipulado a tal efecto. Por lo
demás, el psicólogo utiliza un encuadre que privilegia la escucha, mientras el
paciente es alentado a manifestarse en un contexto que favorece las
desinhibiciones y propicia la libertad de expresión. En suma, constituye un
ensayo experimental positivo, que puede dar lugar a una amplia gama de
desarrollos y estilos en favor de la psicología y sus beneficiarios.
Palabras clave: Psicocaminatas; Psicoterapias en movimiento; Psicoterapias
al aire libre; Psicoterapias innovadoras
ABSTRACT
This paper
narrates an unusual psychotherapeutic experience. The name we have assigned to
it is: psychowalks. It is a psychological practice
that takes place in public and open spaces, unlike those that, usually and
traditionally, are carried out in closed spaces or offices. In intense contact
with nature, patient and therapist formalize the sessions. Another distinctive
element of this modality is that both participants in the activity carry it out
while moving; walking for approximately 45/50 minutes along the path stipulated
for this purpose. For the rest, the psychologist uses a framework that
privileges listening, while the patient is encouraged to express himself in a
context that favors disinhibition and encourages
freedom of expression. In short, it constitutes a positive experimental essay,
which can give rise to a wide range of developments and styles in favor of
psychology and its beneficiaries.
Keywords: Psychowalks, Psychotherapies
in movement, Psychotherapies in the open air, Innovative psychotherapies.
RESUMO
Este artigo narra uma experiência
psicoterapêutica inusitada. O nome que lhe atribuímos é: psicocaminhadas.
É uma prática psicológica que se realiza em espaços públicos e abertos, ao
contrário daquelas que, usual e tradicionalmente, se realizam em espaços
fechados ou escritórios. Em intenso contato com a natureza, paciente e
terapeuta formalizam as sessões. Outro elemento distintivo desta modalidade é
que ambos os participantes da atividade a realizam em movimento; caminhando
cerca de 45/50 minutos pelo percurso estipulado para o efeito. De resto, o
psicólogo utiliza um enquadramento que privilegia a escuta, enquanto o paciente
é estimulado a exprimir-se num contexto que favorece a desinibição e promove a
liberdade de expressão. Em suma, constitui um ensaio experimental positivo, que
pode dar origem a uma ampla gama de desenvolvimentos e estilos a favor da
psicologia e de seus beneficiários.
Palavras-chave: Psicocaminhadas, Psicoterapias em movimento,
Psicoterapias ao ar livre, Psicoterapias inovadoras
La pandemia que surgió en Wuhan, China
a fines de diciembre de 2019 y su posterior expansión por diversas geografías
del planeta, trajo aparejado la emergencia de un sinnúmero de situaciones más o
menos inéditas en una amplísima gama de cuestiones humanas.
En su gran mayoría las prácticas
sociales tuvieron que readecuarse o reconvertirse abruptamente, según las
prescripciones formuladas por los organismos ecuménicos comprometidos con la
salud pública (OMS, OPS, ONU, PNUD, entre otros). Fue así que por casi 18 meses
la lucha contra el Covid-19 generó importantes variaciones en la atención de
pacientes; el uso de plataformas y recursos informáticos (zoom, meet, whatsapp, etc.) alcanzaron
una alta gravitación al igual que las consultas telefónicas.
La atención y asistencia psicológica
no fue la excepción. Si bien previamente encontramos antecedentes de estas
prácticas virtuales, la pandemia logró incrementarlas de manera exponencial.
Los resultados reportados, tanto por los especialistas como por quienes
solicitaron el servicio, fueron mayoritariamente positivos. Unos y otros
expresaron su beneplácito ante esta experiencia psicoterapéutica, valorando
tanto el rigor como la eficacia de la misma.
Sin embargo, no todas las personas que
requieren ayuda profesional de alguien versado en psicología ven en la
asistencia remota una alternativa satisfactoria. La presencia física del
especialista les resulta poco menos que indispensable; expresan que se sienten
sumamente incómodos al tener que hablar en soledad frente a algún dispositivo
tecnológico. Lo que para muchos pacientes no representa ningún inconveniente,
incluso le adjudican algunos beneficios prácticos, otros perciben la distancia
como una barrera difícil de superar.
Ante esta coyuntura decidimos
inaugurar una experiencia bastante acotada a la que denominamos psicocaminatas. Se trata de organizar sesiones en
movimiento, esto es, a partir de caminatas. A diferencia de las sesiones más
tradicionales, donde los participantes del proceso regularmente se encuentran
sentados por una cantidad de tiempo determinada, en estos casos los
involucrados transitan por la fracción de tiempo definido de antemano, aunque
equivalente al establecido para aquellas sesiones de consultorio.
En la experiencia que estamos
presentando, el espacio de consultas no se encuentra ubicado entre paredes,
sino que el trabajo terapéutico se concreta al aire libre: el trazado
establecido insume entre 40 y 50 minutos, esto varía según el paso que tenga
lugar. Las caminatas se generan en un recorrido fijo de ida y vuelta, que cubre
aproximadamente un total de 5 kilómetros de longitud. Este circuito consiste en
una calle cerrada a vehículos a motor, el cual es utilizado para caminar,
correr, bicicletear, pasear mascotas y también para
que los niños hagan sus primeras andanzas sobre rodados típicamente infantiles.
Considerando la posición desde el
inicio de las caminatas, a la diestra del recorrido se despliega un importante
parque que bordea todo el perímetro; en él, habitualmente personas solas,
parejas y familias disfrutan la tranquilidad reinante además del fresco que
produce una nutrida arboleda que se erige en el lugar. Los sonidos
predominantes en la zona, son los cantos de los pájaros, en especial los de las
cotorras que abundan por allí.
En el margen izquierdo del trazado se
encuentra un lago, el cual va creciendo a medida que las caminatas progresan en
el recorrido de ida. En este espejo de agua navegan, de tanto en tanto, unos
catamaranes colmados de turistas y algunos botes a remo de quienes practicas
esa disciplina. La navegación es lo suficientemente calma como para no espantar
a los patos y garzas que se ubican en gran número en las márgenes del lago.
La costanera, como la conocen los
habitués del espacio, es el sitio elegido para concretar las psicocaminatas. Desde allí es posible visualizar como fondo
multiverde las generosas colinas y montañas de distinto
porte que configuran parte de la geografía de la Villa donde vivimos y
trabajamos en psicología.
Hasta aquí un bosquejo del ámbito
laboral que hemos inaugurado a partir del año 2022. Allí, se producen las
sesiones, las cuales se convienen con anterioridad en lo que hace a día y hora.
Se procura pactar horarios en los cuales el clima es más benigno y en caso de
precipitaciones o tormentas el día previo o el mismo día se reprograman los
encuentros.
Estipulamos un punto de encuentro,
regularmente el mismo y desde allí comenzamos la caminata/sesión. La consigna
es similar a la que formulamos en el consultorio tradicional para abrir cada
encuentro: “Buenos días (o buenas tardes) cómo está usted” El o la consultante
ya fue advertido que esa pregunta repetida en cada inicio de sesión significa:
“Hable usted hoy de lo que desee, cualquier cosa que diga es significativa”.
Atentos a la modalidad de trabajo que
ejercemos, quien solicita la entrevista habitualmente es quien hace intenso uso
de la palabra explicitando los temas que entiende específicos o preocupantes de
momento. Sin embargo, en ocasiones se pueden constatar también importantes
silencios o relatos fragmentados, inconexos o contradictorios.
En posición de psicólogo, procuramos
como siempre otorgarle un máximo de protagonismo a la escucha. Esta se
complementa con algunas preguntas inherentes al discurso de lo que se escucha,
solicitando, cuando corresponde según nuestra visión, precisiones o ampliación
de las narraciones. Asimismo, cuando resulta conveniente, realizamos, por
ejemplo, señalamientos, hipótesis, analogías e interpretaciones.
Cuando decidimos volcar al papel esta
experiencia, entendimos que tiene valor en sí misma. Que de ninguna manera
queríamos atenernos a los estrictos cánones metodológicos que establecen muchas
alternativas psicoterapéuticas, los cuales, dicho sea de paso, en ocasiones
erosionan seriamente las posibilidades de ayuda a quienes lo requieren y
demandan.
No obstante, y quizá por que pesa
sobre nuestros hombros el imperativo de buscar y presentar antecedentes para
justificar nuestras innovaciones, rastreamos un poco en la literatura
psicológica a los efectos de indagar la existencia de prácticas más o menos
equivalentes. Y, por supuesto, esas prácticas existen. Si bien el rastreo no
fue ni de lejos exhaustivo, encontramos acciones interesantes; una muy especial
que seguidamente resumimos.
Se trata de una historia protagonizada
por Sigmund Freud, el mismísimo creador del psicoanálisis, quien recomendó el
uso del diván para el concretar del análisis psíquico. En él se recostaba el
paciente y el terapeuta se mantenía sentado a su lado en un sillón. Por cierto,
la historia que esbozaremos puede considerarse excepcional, de hecho, muy ajena
a las practicas rutinarias que generaba el
psicoanalista vienés.
De esta manera comienza narrándola
David Borembaum (2022) en un artículo titulado “Un
paseo con Freud o como caminar tiene efectos positivos sobre la mente” “Un
viernes de agosto de 1910, dos caminantes de mediana edad fueron vistos dando
un largo paseo por las calles de Leiden. Más que una charla casual, fue una
sesión de terapia de cuatro horas --el breve psicoanálisis de Gustav Mahler por Sigmund Freud--“
A su vez, Clotilde Sarrió
en un trabajo que lleva por nombre: Gustav Mahler y
Sigmund Freud: relato de un encuentro singular (2013), consuma aportes muy
interesantes que facilitan una mejor perspectiva de la historia. Indica que Mahler, ese músico extraordinario que estaba por cumplir 47
años y había sufrido la muerte temprana de siete de sus hermanos (uno de los
cuales se suicidó), una vez más tuvo que afrontar el tormento que implica
perder un ser querido, en este caso, el fallecimiento se una hija quien aún no
había cumplido los cinco años.
Este hecho contribuyó a deteriorar
severamente su salud física (tuvo que afrontar una cardiopatía, la cual
finalmente lo llevaría a la muerte) y a potenciar el declive psíquico que
padecía por esos días a raíz de una importante crisis conyugal. Indudablemente
todos estos acontecimientos irrumpían negativamente en su vida y en su obra.
Un amigo y discípulo, Bruno Walter, le
sugirió visitar al Dr. Freud. Mahler pidió una cita
por telegrama y seguidamente envió otro cancelándola. Hubo un segundo pedido y
corrió igual suerte. Finalmente, en agosto de 2010, cuando Freud se encontraba
de vacaciones en el Mar del Norte, recibió un tercer telegrama. Si bien no era
afecto a interrumpir sus vacaciones, ante tan importante paciente le concedió
una nueva cita.
Le propuso en reunirse en un hotel de
la ciudad de Leiden (Holanda en ese tiempo) el 26 de agosto. Respecto a esta
singular sesión, le contaría más tarde por carta a Theodor Reik
“Si doy crédito a las noticias que tengo, conseguí hacer mucho por él en aquel
momento”. A lo largo de cuatro horas de sesión, las cuales en parte se
desarrollaron caminado por las calles de esa ciudad, “Mahler
reconoció algunos de sus complejos y miedos” acotaría dando más señas del
encuentro con el genial músico.
Existen, por otra parte, una buena
gama de alternativas terapéuticas que valoran el movimiento y sus efectos sobre
los pacientes. Muchos de quienes desarrollan las Terapias del Movimiento no
dudan en aseverar que provoca importantes beneficios físicos y
correlativamente, beneficios psicológicos. Vale subrayar que aquí el principal
argumento es el movimiento físico.
Según esos especialistas, el ejercicio
hace que varios de los parámetros de la salud tiendan a mejorar. Resulta casi
unánime entre ellos la convicción de que la circulación y el movimiento tienen
cualidades preventivas ante enfermedades cardiacas, u otras como la obesidad,
la hipertensión, la diabetes o trastornos óseos o musculares, entre otras.
Incluso muchos también la recomiendan además en los procesos de rehabilitación.
Algunas colegas como Alaleh Nejafiam (2022) prefieren
hablar de Terapias en Movimiento y la como un espacio clínico de abordaje psicocorporal, donde se conjugan el movimiento y la palabra
en un proceso integrador. Esta autora parte de la premisa de que mente y cuerpo
pueden influenciarse uno al otro y asevera que utiliza el movimiento donde la
palabra no parece ser suficiente.
Este formato resulta más próximo al
que practicamos en las psicocaminatas, aunque en
éstas últimas, la palabra y la escucha constituyen los argumentos metodológicos
nodales de los encuentros. Más allá de que éstos se efectivizan durante las
caminatas y en contextos/paisajes variables y dinámicos, no consideramos
necesariamente al movimiento como un catalizador de las palabras que no
alcanzan a surgir, tal vez de momento, porque habitan en la trama más oscura y
parca del psiquismo.
Quizá sí, el contexto, a diferencia de
lo que ocurre en un recinto cerrado como el consultorio tradicional, pueda
resultar un facilitador aledaño a un discurso más vivo, libre y espontáneo. Es
factible que este espacio menos estructurado o con una estructura un tanto
distante de las coordenadas típicas en que se llevan adelante las consultas por
problemas o trastornos psicológicos, logre conformar un aporte interesante en
eso de neutralizar las barreras que instalan las fuerzas represivas y
obstaculizan el bienestar psíquico.
La intensión de este escrito es poner
a consideración una experiencia que en alguna medida amplía los ámbitos de
trabajo psicológico que tienen lugar regularmente en espacios cerrados y con
mínimos movimientos por parte de los involucrados. Como al pasar diremos que,
en algún sentido, esta alternativa nos recuerda esa práctica de Aristóteles con
los peripatéticos, esto es, con sus alumnos y seguidores, enseñando en los
jardines del Liceo. Allí solía explicar sus reflexiones y principios a través
de los cuales interpretaba diversos sucesos de la realidad.
La pandemia puso claramente de relieve
que es posible y pertinente el quehacer psicoterapéutico en el ciberespacio,
esto es, a través de plataformas virtuales (meet,
zoom, whatsapp, etc.) El Covid-19 igualmente y más
allá de los múltiples perjuicios que trajo aparejado, dio un buen e inesperado
impulso a esta alternativa que damos en llamar psicocaminatas,
motivo de este artículo.
Seguramente estas psicocaminatas,
como también esa dilatada gama de prácticas virtuales emergentes a partir de la
catástrofe sanitaria, seguirán utilizándose en el futuro pospandémico;
tienen y sin dudas tendrán vigencia en los próximos años. Y, en función de
ello, será factible verificar importantes y sólidos desarrollos conceptuales,
metodológicos y procedimentales que hoy apenas se vislumbran. La evolución de
todas esas formas genéricamente llamadas psicoterapias no se detendrá,
independientemente de que diversas calamidades conspiren contra la vida en
general y contra el bienestar psíquico de las comunidades en particular.
Para finalizar, una observación no
menor relativa al profesional que conduce las psicocaminatas.
El trabajar en un ámbito inserto en la naturaleza, con buena cantidad de aire
puro, muy distendido, sin lugar a dudas favorece su tarea, la torna más amable
y relajada. En suma, podemos afirmar que las psicocaminatas
aportan tanto a su bienestar físico como a su bienestar psicológico.
REFERENCIAS
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salud. La terapia del movimiento. Instituto Vasco de Educación Física. España.
Euskonew.eus/0149zbk/gaia
14901.es.html
Borembaum, D. (8/11/2022) Un paseo con Freud o
como caminar tiene efectos positivos sobre la mente.
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Ceberio, Marcelo R. (2009) Cuerpo, espacio y movimiento en psicoterapia
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