La corrupción está en el centro de muchas de las problemáticas que aquejan a la sociedad y parece eludir exitosamente cualquier intento por frenarla o desaparecerla. México, más específicamente, a nivel internacional se encuentra en posicionado como uno de los países más corruptos, hecho que parece encontrar su eco en el rezago social, económico y de seguridad que se tiene en el país. Este trabajo presenta algunas reflexiones en torno a la corrupción, sus posibles raíces. Pero también busca abordar el fenómeno desde una mirada distinta, la de las infancias. Esto partiendo de la premisa de que la corrupción no es algo que este fuera de nosotros, en los otros, en las instituciones gubernamentales, sino que tal vez el germen de la corrupción se encuentre más cerca, en lo íntimo, en nuestra cotidianeidad.
Corruption is at the center of many of the problems that plague society and seems to successfully evade any attempt to stop or eliminate it. Mexico, more specifically, at an international level is positioned as one of the most corrupt countries, a fact that seems to find its echo in the social, economic and security lag that exists in the country. This work presents some reflections on corruption and its possible roots. But it also seeks to address the phenomenon from a different perspective, that of childhood. This is based on the premise that corruption is not something that is outside of us, in others, in governmental institutions, but perhaps the germ of corruption is found closer, intimately, in our daily lives.
A corrupção está no centro de muitos dos problemas que assolam a sociedade e parece escapar com sucesso a qualquer tentativa de a parar ou eliminar. O México, mais especificamente, a nível internacional posicionase como um dos países mais corruptos, facto que parece encontrar o seu eco no atraso social, económico e de segurança que existe no país. Este trabalho apresenta algumas reflexões sobre a corrupção, suas possíveis raízes. Mas também procura abordar o fenómeno a partir de uma perspectiva diferente, a da infância. Isto se baseia na premissa de que a corrupção não é algo que está fora de nós, nos outros, nas instituições governamentais, mas talvez o germe da corrupção esteja mais próximo, intimamente, no nosso dia a dia.